Desde nuestra fundación a la actualidad. Un breve resumen de los más destacado entre los años 1.656-1.846

1.656

La Ilustre Hermandad de Nuestro Padre Jesús en la Columna y María Santísima de la Paciencia está establecida desde siempre en la Iglesia de Santiago Apóstol, Carmona (Sevilla), donde la advocación de la Humildad y Paciencia parece constatada desde poco después de mediados del dieciséis. En torno a ésta surgió un culto y una cultura pasionista que, en mil seiscientos cincuenta y seis, tomó regla como cofradía de penitencia, cambiando en aquel mismo año a la imagen que hasta entonces adoraba por una de Alfonso Martínez y, veinte años después, por otra de José de Valenzuela. Y también de siempre, la cofradía sale en Jueves Santo.

1.678

La primera reforma de la regla se remonta a mil seiscientos sesenta y ocho, estableciéndose entonces un número máximo de doscientos hermanos de ambos sexos, con obligación de confesar y comulgar comunitariamente para el cumplimiento pascual, asistir a los de la collación y a los entierros de los cofrades. Como singularidad, debe reseñarse el convite a doce pobres en la festividad de Santiago.

1.714

Los carpinteros Francisco Bolaños y Francisco de Gálvez se comprometieron con la Columna en la ejecución -y ejecutaron- un paso para el misterio, en mil setecientos catorce, aunque no quedó al gusto del cliente, entablándose un pleito. Con esta y otras aportaciones, el volumen de enseres fue aumentando y forzó a la cofradía a pedirle al consejo de la ciudad un sitio junto a la iglesia para guardarlos debidamente.

1.789

A esta época pertenece la efigie de la Virgen de la Paciencia certeramente atribuida a José Montes de Oca que, después de dos siglos largos como titular fue sustituida por la actual, quedando reducida a mascarilla, en dos fragmentos, que ahora se conserva. Y de mil setecientos ochenta y nueve es una nueva imagen de Jesús en la Columna, la que sigue en uso, tallada por Manuel García de Santiago.

1.800

La hermandad transformó la regla con la sola aprobación ordinaria, pese a lo establecido por Carlos III, haciendo hincapié, sobre todo, en lo relativo a enterramientos y cuotas, señalando como cultos clave a la Circuncisión, fiesta principal de instituto, y a la procesión de penitencia, su principal objeto. La manguilla abría la cofradía, formada por nazarenos de negro con el estandarte de la corporación y el guión entre ellos, le seguirían ángeles con atributos de la pasión y, a continuación, armados con el senatus, escoltando al Señor en el tránsito de las lágrimas de San Pedro, transportado a hombros por ochos hermanos de brazalete, a los que hoy recuerdan los manigueteros; después, el clero ante la Virgen, vestida de sacerdotisa bajo palio de tres varales, llevada otros seis hermanos de brazalete. Con motivo de la salida del mil ochocientos, la Columna y la Veracruz romperían con discusiones callejeras una amistad que arrancaba de fines del siglo diecisiete, incluso con sentencias conjuntas por medio.

1.846

La primera mitad del siglo diecinueve fue de crisis religiosa generalizada, con apariciones y desapariciones continuas de nuestra asociación, hasta que renovó otra vez la regla en mil ochocientos cuarenta y seis, insistiendo en ella especialmente en el auxilio a los enfermos, con lo que elevó el número de hermanos a más de trescientos. Algo inusual. Si bien una epidemia de cólera morbo y la supresión automática de prestaciones sanitarias que prescribía para enfermedades colectivas de esta índole, volvieron de inmediato las cosas a madre.

Texto de Antonio Lería, ampliado por Lucía Jiménez